Felices los... (Mateo 5:3-12)
La primera parte del Sermón del Monte es conocida como las bienaventuranzas. No es una buena traducción y las versiones más modernas de las Escrituras lo han corregido usando el término correcto, felices.
Uso esta imagen porque la cultura contemporánea asocia la felicidad o bien con el placer en sus diferentes dimensiones, o con la ausencia de todo tipo de dolor. Esto convierte la felicidad en algo tremendamente volátil, huidizo e inestable. Cualquier cosa, en ocasiones grande, pero también pequeñas, pueden hacer que se desvanezca nuestra felicidad.
Este concepto no tiene nada que ver con el que la Palabra del Señor enseña. La persona feliz es aquella que está desarrollando todo su potencial, aquella que está llegando a ser la persona que Dios tenía en mente. Dicho de otro modo, está intencional y proactivamente pareciéndose más y más a Jesús. La persona feliz es también aquella que está haciendo una contribución al mundo uniéndose a Dios en su trabajo de restauración y reconciliación de todas las cosas.
¿Quieres ser feliz? Olvídate pues del concepto consumista de la felicidad y sigue el modelo clásico y bíblico. De hecho, los grandes filósofos griegos consideraban a las personas de más baja categoría a aquellas que perseguían la felicidad por medio del placer.
¿Cómo buscas la felicidad?