Y efectivamente, le desapareció al punto la causa de sus hemorragias. (Marcos 5:29)

El contexto es la mujer sanada de sus hemorragias o flujo de sangre según las traducciones mas antiguas. Me llama la atención que Marcos señala que la intervención de Jesús fue a la causa interna que provocaba las evidencias externas. Tiene lógica, si vamos a la raíz, desaparecerán los frutos. 

Eso me ha llevado a pensar que siempre que permitimos el pecado en nuestras vidas es porque existe un desarreglo en nuestro corazón, un vacío, una necesidad que tratamos de llenar con algo externo. Unos lo hacen con el juego, otros con el poder, la droga, las relaciones destructivas, la aprobación de los demás, el prestigio, la influencia y un etcétera tan largo como uno desee desarrollar. Pero, si atacamos las evidencias externas y no exploramos la razón interna, ese vacío, esa ruptura en el corazón que aún no hemos podido o sabido llenar con Dios, el cambio que intentemos nunca será sostenible en el tiempo porque dejará las causas intactas, inalteradas.

Esto me hace pensar que la salvación, una vez más, es mucho más compleja que simplemente obtener un código de barras para mostrar al llegar al cielo. Es ese proceso, a menudo doloroso, de llegar a ser el ser humano que nunca hubiéramos debido dejar de ser.