De madrugada, antes de amanecer, Jesús se levantó y, saliendo de la ciudad, se dirigió a un lugar apartado a orar. (Marcos 1:35)
En esta serie de reflexiones que hoy comienzan quiero animarte y desafiarte a que desarrolles tu propia regla de vida. Una regla de vida es un conjunto de disciplinas espirituales que nos ayudan a enfocarnos en Jesús, canalizar nuestra espiritualidad, a moldear el tipo de persona que queremos ser y desarrollar aquellas cualidades que deseamos que nos definan.
¿Qué me llevó a desarrollar una regla de vida personal? Han habido varias influencias importantes que me han guiado en esta dirección. La primera, y sin duda la más importante, ha sido la Palabra de Dios. Sin embargo, como afirmar eso es muy amplio, quisiera singularizar algunos ejemplos.
El primero de ellos es Daniel. En el libro que lleva su nombre se nos indica que tres veces al día se recluía en su habitación donde oraba y alababa a Dios (6:11-12). Parece ser que ese hábito estaba fuertemente enraizado en su vida y era notorio, incluso para sus enemigos políticos, que vieron en ello la oportunidad para atacarlo.
Daniel tenía hábitos espirituales que moldeaban su carácter y que eran tan conocidos que pudieron ser usados en contra suyo por sus enemigos. Una regla de vida de compone de hábitos que moldean el carácter y se expresan en conductas cotidianas.
Comienza a pensar ¿Qué beneficio podría tener para ti practicar una regla de vida?