Si alguien dice que vive en la luz y odia a su hermano, todavía vive en tinieblas. (1 Juan 2:9)

Hoy, cuando leía las Escrituras, y más concretamente este pasaje pensaba hasta qué punto nuestra teología es low cost, es decir, barata, de oferta y oportunidad, de "Black Friday". Hemos "comprado" un cristianismo que funciona hasta cierto punto pero, si pensamos en lo que nos ha costado -nada- y lo que promete -todo en la eternidad-, podemos ir viviendo con las incoherencias y contradicciones que se producen en nuestra vida cotidiana; al fin y al cabo por lo que nos ha costado no podemos pedir más. 

Pareciese que Juan escribió su primera epístola para precisamente afrontar esas contradicciones que genera nuestra teología "low cost". Juan, en numerosas ocasiones, afirma que no es posible afirmar una cosa y vivir de forma contraria; que, aunque la teología "low cost" lo permita no es lo que Dios enseña y desea. Y en el versículo que introduce este post tenemos un claro ejemplo: la contradicción de decir que tenemos una buena relación con Dios -andar en la luz- y a la vez aborrecer al hermano -conducta típica de las tinieblas- 

Juan, más adelante en su epístola, afirma que: "sabemos que por amar a nuestro hermanos hemos pasado de la muerte a la vida" y todavía es más contundente al afirmar que: "quien dice , yo amo a Dios, pero al mismo tiempo odia a su hermano, es un mentiroso. ¿Cómo puede amar a Dios, a quien no ve, si no es capaz de amar al hermano a quien ve?

Por tanto, la teología "low cost" nos permite vivir con todo tipo de contradicciones sin que tengamos que hacer nada al respecto (bueno, sí, en ocasiones, un poco de mala conciencia). La sana doctrina denuncia y nos confronta con esas contradicciones.

¿A quien aborreces?