Apacentad el rebaño de Dios confiado a vuestro cargo; velad sobre él, no a la fuerza o por una rastrera ganancia, sino gustosamente y con generosidad, como Dios quiere; no como dictadores sobre quienes estén a vuestro cargo, sino como modelos del rebaño. (1 Pedro 2:3)
Fenomenal pasaje del apóstol acerca del liderazgo. Nos habla de dos cosas tan, tan básicas que, a menudo, los líderes las olvidemos. Primera, el porqué, es decir, cuál es la motivación para liderar ¿servir a otros o servirnos de otros? Trágicamente son muchos los líderes que usan el liderazgo como el medio para construir su identidad, su valía y su sentido de dignidad. Hace falta mucho valor y madurez para discernir nuestras auténticas motivaciones, no olvidemos el carácter engañoso del corazón humano.
La segunda es el cómo llevo a cabo el liderazgo. Nos dice claramente lo que debemos de evitar, ser autoritarios y dictadores y lo que debemos cultivar, modelar para las personas que lideramos el carácter y la vida de Jesús.
Si nuestro liderazgo imita al de Jesús no cabe la menor duda que será total y absolutamente contracultural porque se basará no en el estatus, sino en el servicio -a más servicio más grandeza- y se basará en un carácter de humildad y mansedumbre que será digno de ser imitado. Lamentablemente, mucho de nuestro liderazgo es perfectamente cultural y escasamente contracultural.
Si eres líder ¿Cómo es tu liderazgo?