No devolváis mal por mal, ni insulto por insulto. Al contrario, bendecid, pues habéis sido llamados a heredar una bendición. (1 Pedro 3:9)

Desde que Abraham fue llamado por Dios para ser de bendición para las naciones. este tema -que los escogidos están llamados de parte del Señor a bendecir a otros- es una constante en las páginas de las Escrituras.

El pueblo de Israel tenía el rol de ser de bendición para las naciones. Ahora, nosotros tenemos la responsabilidad de ser, siempre de parte de Dios, instrumentos para bendecir a un mundo roto y necesitado en todas las dimensiones del Señor. Recordemos, tengamos siempre en mente, Mateo capítulo 25.

La lógica de Pedro en este pasaje es abrumadora; puesto que nosotros hemos sido bendecidos y estamos llamados a recibir todavía más bendición, debemos ser gente que bendiga de forma constante, indiscriminada e intencional a todo aquel con quien tenemos la oportunidad de interactuar. No sólo no pagamos a otros con la misma moneda, sino que, antes al contrario, siguiendo siempre el ejemplo de Jesús, nuestro Maestro, pagamos siempre haciendo el bien, es decir, bendiciendo a otros.

¿A quién tendrás la oportunidad de bendecir el día de hoy?