¡Pura ilusión! -dice Cohelet- ¡Pura ilusión! ¡Todo es ilusión! ¿Qué ganancia saca el ser humano de toda la fatiga con que se afana bajo el sol! (Eclesiastés 1:1)
En mi humilde opinión estas palabras, como el resto del libro, deben leerse a la luz de Génesis 3 donde encontramos el origen de la situación actual del ser humano. Nuestro pecado, el deseo de ser independientes de Dios, nos ha dejado sin un punto integrador de referencia y, por tanto, como barco sin rumbo ni timón en medio del mar.
Las traducciones de la palabra ilusión (vanidad en las versiones más clásicas; hebel en hebreo) no reflejan todo el significado de la misma. Básicamente esta palabra designa el vacío, la inconsistencia, lo efímero de la realidad. Una realidad que según el autor del libro, cuando es observada y reflexionada carece de todo sentido. En base a esto girará la reflexión del libro y merece la pena tenerlo en cuenta. La gran pregunta que se generará es: ¿Qué sentido tiene la vida cuando todo es vacío, inconsistente y efímero? Una pregunta que cada ser humano, es sus momentos de lucidez, escasos por otra parte en nuestra sociedad, tiene que responder.