Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón; Porque de él mana la vida. (Proverbios 4:23)
Las enfermedades del corazón son asesinas silenciosas. Rara vez manifiestan síntomas que nos permitan prevenirlas y cuando se manifiestan acostumbra a ser demasiado tarde. 18 millones de personas pierden cada año la vida por causa de ellas y son la principal causa de mortalidad según la OMS.
Dede el punto de vista bíblico el corazón no es el hogar de las emociones sino de la voluntad. Desde el mismo se define, desarrollo y controla nuestro proyecto de vida. Por eso, cuando nos volvemos a Jesús, le pedimos que entre en nuestro corazón.
Todo lo que se trama en el corazón se manifiesta posteriormente por medio de actitudes, valores, perspectivas y conductas. Si no cuidamos el corazón y nos aseguramos que responde a Dios, sus principios, valores y mandamientos se irá esclerotizando poco a poco desde el punto de vista espiritual, se irá volviendo menos receptivo a los impulsos del Señor y puede acabar siendo un corazón de piedra que ya no tiene sensibilidad para Dios.
¿Cómo cuidas tu corazón?