Jesús les contestó: -Dadles de comer vosotros mismos. (Marcos 6:37)

Todo es normal en este conocido pasaje. Jesús tiene compasión por las multitudes al comienzo del mismo y les ministra con la Palabra. Los discípulos son conscientes de la necesidad de las personas que, según el texto, eran varios miles y le presentan la situación al Maestro que les responde de esa sorprendente manera.

El principio que nos enseña el texto tiene tres dimensiones: Primera, que tú y yo somos responsables de las necesidades que hay a nuestro alrededor que son numerosas y variadas; emocionales, espirituales, físicas, sociales, económicas, intelectuales, etc. Segunda, que es legítimo, como hicieron los discípulos, presentárselas al Dios compasivo. Tercera, que Él espera que, en la medida de nuestras posibilidades actuemos para aliviar, paliar o erradicar esas necesidades. El Señor no nos pide que demos lo que no tenemos, pero tampoco que seamos ignorantes de lo poco o mucho que sí tenemos y lo usemos para bendecir en su nombre.

¿Quién hay en tu entorno que necesita que le des de comer en el sentido amplio antes mencionado? ¿Qué vas a hacer?