Vuestro enemigo el diablo ronda como león rugiente buscando a quién devorar. Resistidlo firmes en la fe... (1 Pedro 5:8-9)
Cada cierto tiempo las noticias nos cuentan de una persona imprudente, mentalmente desequilibrada o bajo los efectos del alcohol o drogas que se mete en los fosos de los leones u otros animales salvajes. Algunos, tristemente, han perdido la vida a causa de ello.
Satanás no tiene la capacidad de dañarnos porque, digámoslo de alguna manera, su poder esta limitado ya que somos seguidores de Jesús. Pero nosotros podemos cometer la imprudencia de meternos de lleno en su jaula o de abrirle la puerta de nuestra vida y, consecuentemente, le damos la oportunidad y el poder para dañarnos espiritual, mental, emocional e incluso físicamente.
Es algo que debemos reflexionar, qué pensamientos, actitudes, acciones, emociones, prioridades e inclinaciones nos ponen directamente en situaciones en las cuales empoderamos a Satanás para que pueda dañarnos. En ocasiones, lo hacemos plenamente conscientes del peligro, nos gusta jugar con él pensando que sabremos manejarlo -rarísimas veces pasa eso-, en otras, nos hemos deslizado sin ni siquiera darnos cuenta.
Sea como sea tanto Pedro como Pablo -quien nos dice que no demos lugar al diablo en nuestras vidas- nos advierten del peligroso juego de meternos en el territorio de Satanás y pensar que saldremos indemnes.
¿En que áreas de tu vida estás jugando este juego?