Sé también que vas pregonando: "soy rico, estoy forrado de dinero y nada necesito". ¡Pobre infeliz! ¿No sabes que eres miserable y pordiosero y ciego y desnudo? (Apocalipsis 3:17)
¡Qué contraste tan grande entre la percepción que la iglesia de Laodicea tenía de sí misma y la que tenía Dios! ¡Qué punto ciego tan grande de percepción! Lo triste es que esto mismo nos puede pasar a nosotros, tanto a nivel personal como comunitario, que estemos instalados en una autocomplacencia que vaya construyendo en nosotros mismos una imagen cada vez más lejana de la que Dios tiene.
Y cuando no percibimos la realidad tal y como es no podemos hacer nada para gestionarla, modificarla, cambiarla. Por eso es tan importante exponer nuestras vidas personales y comunitarias al escrutinio del Señor para que nos ayude a ver nuestra realidad tal y como es y, consecuentemente, si todavía queda sensibilidad en nosotros, trabajar conjuntamente con Él para introducir los cambios necesarios.
¿De qué modo la oración del salmo 139:23-24 puede ayudarte a ganar realidad sobre ti y tu comunidad?