Una vez un sembrador salió a sembrar. (Mateo 13:1-17)
Es, sin duda, una de las parábolas más conocidas de Jesús. Se habla de cuatro tipos diferentes de tierras que representan cuatro tipo de actitudes diferentes hacia Dios, su Palabra y su acción en nuestras vidas. Hay algo en común y algo diferencial. Lo común es que la semilla es siempre la misma. Lo diferencial es la respuesta de las diferentes tierras, su interacción con esa semilla.
Esto me lleva a reflexionar que la invitación del Señor es la misma para todos los seres humanos, para todos los que nos identificamos como seguidores suyos, pero nuestra respuesta no es la misma, cada uno determina qué tipo de respuesta le quiere dar al Señor y, consecuentemente, que grado de madurez y de desarrollo alcanzaremos en nuestra vida como discípulos.
La Cuaresma, con su invitación a la reflexión, es un buen momento para plantearnos esta realidad y observar qué tipo de tierra somos y qué tipo de tierra queremos ser.
¿Qué ves cuando te miras?