Pues esto dice el Señor a Israel: Buscadme si queréis vivir. No busquéis nada en Betel, no os dirijais a Guilgal, no os encaminéis a Berseba... buscad al Señor y tendréis vida. (Amos 5: 4-6)
En la Biblia siempre se habla de dos tipos de vida, la física y la trascedente. Los griegos tenían dos palabras; bios la usaban para describir la mera existencia. Zoe para referirse a la vida trascendente, con sentido y propósito.
Creo que no nos podemos conformar con la mera existencia, necesitamos una dimensión trascendente de la misma. La Palabra del Señor nos indica que, a menudo, nuestro problema es que la buscamos en los lugares inadecuados, no necesariamente malos. Son como, le dijo Jesús a la mujer samaritana junto al pozo, agua que no nos saciará y que volveremos a tener sed, incluso más intensa que la que teníamos previamente.
Dios nos invita a buscarle para tener esa vida zoe, trascendente, con sentido y con propósito. Una vida que sintamos que vale la pena ser vivida porque no es mera existencia, mero arrastrarnos por la vida de un día a otro. La Cuaresma nos invita a reflexionar y volvernos al Señor para que nos de vida.