El segundo de de los ejemplos que me motivo para tener una regla de vida es nuestro Maestro, Jesús. Una rápida lectura de los evangelios nos mostrará que había ciertos hábitos espirituales que también estaban fuertemente arraigados en su vida. El ayuno, el retiro personal a solas al desierto, la oración temprana en la mañana, la práctica intencional y proactiva del bien, el profundo conocimiento de la Palabra de Dios.
Un tercer ejemplo sería el apóstol Pablo. Escribiendo a los corintios, en su primera carta (9:24-27), el apóstol habla acerca de la vida disciplinada del atleta, de los hábitos que ha
de desarrollar a fin de poder conseguir el premio que desea. En paralelo, afirma, que el seguidor de Jesús debería de tener esa misma disciplina y hábitos que le permitan conseguir un premio mucho más sublime, según mi entender, que Jesús sea evidente en mi forma de vivir y pensar.
La segunda influencia ha sido la rica tradición cristiana en este sentido. Una de las disciplinas espirituales que tengo incorporada en mi regla de vida es el retiro personal. Desde hace más de 30 años lo practico en un monasterio benedictino –Montserrat- ubicado en las montañas cerca de Barcelona. Allí he podido observar y aprender a respetar la rica tradición espiritual de los monjes, sus tiempos pautados de oración, la lectura diaria de la Palabra, la práctica de la hospitalidad, el silencio voluntario, el ayuno y algunos otros que me han inspirado a encontrar mis propios canales para expresar mi espiritualidad y trabajar el tipo de persona, en imitación de
Jesús, que deseo ser.
¿Qué o quiénes son las influencias espirituales en tu vida?