...para que nosotros muramos al pecado y vivamos con toda rectitud. (1 Pedro 2:24)

Sabiamente Dallas Willard, el filósofo y teólogo cristiano, afirmó que la gracia no es la carencia de esfuerzo -versión low cost- sino la falta de merecimiento.

Sigue existiendo la equivocada idea que la transformación espiritual es algo que, simplemente, sucederá. Seguimos esperando un rayo que caiga del cielo y nos vuelva como Jesús. Bien, podemos seguir esperando porque eso no va a suceder. Más bien es algo en lo que nosotros debemos de forma intencional y proactiva trabajar.

Pedro nos habla de morir al pecado y vivir agradando al Señor. Pero eso es una opción que yo en mi mente decido y que, naturalmente, tiene un efecto acumulativo. Cada vez que le digo NO al pecado refuerzo mi capacidad de impedir que me controle. Contrariamente, cada vez que le digo SI a un vida de rectitud refuerzo mi capacidad de imitar a Jesús. Un día no hace la diferencia, sin embargo, el efecto acumulativo de un día tras otro si que lo hace y va moldeando a quién nos parecemos, a Jesús o a la sociedad. Es por eso que Jesús dice que cada día hemos de optar por tomar la cruz y seguirle. Cada día me esfuerzo en la gracia por obedecerle y trabajar en mi carácter.

¿Qué significa en tu realidad única y singular morir al pecado?