Aquí hay un muchacho que tiene cinco panes de cebada y dos peces; pero ¿qué es esto para tanta gente? (Juan 5:19)

Estos días, en Colombia, Dios me ha dado la oportunidad de -al menos eso creo- de bendecir a cientos de líderes, pastores, profesionales y estudiantes. Cada vez que he tenido que enfrentar uno de los diversos auditorios he sentido el síndrome del impostor, que por si no lo sabes, consiste en lo siguiente: "No ser capaz de evaluar de manera realista tus propias habilidades y competenciasAtribuir tu éxito a factores externos, como la suerte. Sientes que no mereces tu éxito. Tener miedo de no ser lo suficientemente bueno." Es igual los años que llevo en el ministerio, esto, de forma regular se hace presente. Mi antídoto es el de los cinco panes y dos peces. Consiste en reconocer mi incapacidad e indignidad y presentar a Dios lo que tengo y dejar el resto en sus manos. Él es responsable, si lo desea, de multiplicarlo.

Vive con la filosofía de los cinco panes y dos peces. Presenta, somete, rinde al Señor lo que tienes; no es una cuestión de cantidad sino de actitud, y sorpréndete con lo que Dios podrá hacer. Haz un inventario de lo que tienes, comenzando por tu propia vida, y ponlo al servicio del Jefe y déjate, como decía antes, sorprender por él.

¿Qué quieres ofrecer para que sea usado por ÉL?

 


Aquí hay un muchacho que tiene cinco panes de cebada y dos peces; pero ¿qué es esto para tanta gente? (Juan 5:19)

Estos días, en Colombia, Dios me ha dado la oportunidad de -al menos eso creo- de bendecir a cientos de líderes, pastores, profesionales y estudiantes. Cada vez que he tenido que enfrentar uno de los diversos auditorios he sentido el síndrome del impostor, que por si no lo sabes, consiste en lo siguiente: "No ser capaz de evaluar de manera realista tus propias habilidades y competenciasAtribuir tu éxito a factores externos, como la suerte. Sientes que no mereces tu éxito. Tener miedo de no ser lo suficientemente bueno." Es igual los años que llevo en el ministerio, esto, de forma regular se hace presente. Mi antídoto es el de los cinco panes y dos peces. Consiste en reconocer mi incapacidad e indignidad y presentar a Dios lo que tengo y dejar el resto en sus manos. Él es responsable, si lo desea, de multiplicarlo.

Vive con la filosofía de los cinco panes y dos peces. Presenta, somete, rinde al Señor lo que tienes; no es una cuestión de cantidad sino de actitud, y sorpréndete con lo que Dios podrá hacer. Haz un inventario de lo que tienes, comenzando por tu propia vida, y ponlo al servicio del Jefe y déjate, como decía antes, sorprender por él.

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