Les daré un corazón capaz de conocerme, de reconocer que yo soy el Señor;  y serán mi pueblo y yo seré su Dios, cuando vuelvan a mí de todo corazón. (Jeremías 24:7)

El corazón, donde se genera y ejecuta el proyecto de vida del ser humano; nada que ver -según la Biblia- con las emociones o estados de ánimo.

Al leer este pasaje ha venido a mi mente una danza entre Dios y el ser humano. Un baile sincronizado donde la pareja se va moviendo rítmica y armoniosamente; un paso y otro paso. Nosotros volvemos nuestro corazón hacia Dios, es decir, enfocamos todo nuestro proyecto de vida hacia Él; nuestros valores, planes, actitudes, motivaciones, acciones. Él responde moldeando nuestro corazón. Así uno y otro paso hasta que nos vamos pareciendo más y más a Jesús, lo cual significa que nos vamos volviendo más y más auténtica y genuinamente humanos.

¿Bailas?