Cuando falta la leña se apaga el fuego; donde no hay chismosos se acaban las riñas. (Proverbios 26:20)
Al margen de que este texto sea, como el resto de la Escritura, inspirado por el Señor, lo cierto es que está lleno de sentido común. La leña alimenta el fuego y el chisma los conflictos. No creo que esté muy desacertado cuando afirmo que el chisme es un deporte evangélico que todos practicamos en mayor o menor medida. Sería mejor utilizar el acercamiento bíblico de confrontar, de hablar la verdad en amor y, si es precio y necesario hacerlo con testigos.
En mi país, España, sufrimos todos los veranos de incendios forestales provocados por pirómanos y negligente. Los primeros, de forma intencional, provocan fuegos que malsanamente les provocan placer; los otros, por inconsciencia o falta de rigor los causan. En el mundo evangélico también hay mucho pirómano y mucho negligente con respecto al fuego del chisme. ¿Dónde nos ubicamos?