Todas las cosas bajo el sol tienen un tiempo y un momento. (Eclesiastés 3:1)
Cuando pienso en estas palabras vienen a mi mente dos ideas. La primera, que hay tiempo para lo que se desea tenerlo. El tiempo es democrático, todos recibimos la misma cantidad cada día. Probablemente no es correcto, incluso ofensivo, afirmar que no tenemos tiempo; sería más adecuado indicar que tenemos prioridades diferentes a la hora de invertirlo. Afirmar que carecemos de tiempo para pasarlo con el Señor puede resultar insultante, pues indicamos que los otros no tienen otra cosa que hacer que pasar tiempo con Dios, su vida no está ni tan ocupada ni es tan intensa y llena de responsabilidades como la nuestra. Tal vez es bueno aprender a usar un lenguaje más correcto e indicar que nuestras prioridades no incluyen a Dios.