Volví a considerar todas las opresiones que se cometen bajo el sol. Ahí está el llanto de los oprimidos ¡y no encuentran consuelo! La fuerza en manos de sus opresores ¡y no encuentran consuelo! (Eclesiastés 4:1)

¡Qué increíble descripción de tantas y tantas situaciones que se dan hoy en día a nivel internacional y a nivel nacional. La geografía del sufrimiento, el dolor y la injusticia abarca todo el mundo, bien sea a pequeña escala o a gran escala. Esta fotografía es de una mujer palestina pero ilustra multitud de situaciones alrededor nuestro. El salmista le clamaba al Señor con estas palabras: Señor ¿hasta cuándo los malvados, hasta cuándo se regocijarán?
Porque todas esas situaciones de las que he hablado son, ni más ni menos, que manifestación del pecado del ser humano.

¿Qué podemos hacer nosotros los seguidores de Jesús al respecto? Creo que algunas cosas prácticas. 1º Ser conscientes de la injusticia, no vivir con si no existiera o no tuviera nada que ver con nosotros. 2º No participar de la injusticia en la realidad en la que nosotros vivimos, no ser cómplices de sistemas injustos. 3º Denunciar toda la injusticia que esté a nuestro alcance; no ser selectivos con esta denuncia. La opresión política, social o económica horroriza al Señor tanto como el aborto. 4º Trabajar activamente por la justicia. 5º Orar que su Reino venga y su voluntad sea hecha.