Este pueblo me honra de labios afuera, pero su corazón está lejos de mí. Inútilmente me rinden culto... (Mateo 15:8)

Hoy, después de dos semanas intensas de capacitar gente puedo volver a tener un mínimo de intimidad con Dios. Es paradójico que "servir al Señor" prive de tener comunión con Él; algo perverso e incoherente hay en ello. Leía las palabras de Jesús citando al profeta Isaías y me ha llamado poderosamente la atención la idea de tener un corazón alejado del Padre.

Me ha hecho pensar dónde está mi corazón, a qué distancia se encuentra del Señor más allá de todo el ritual y la parafernalia religiosa que habitualmente acompaña mi vida. También me ha hecho pensar en qué significa estar tener el corazón cerca del Señor, cómo se pueden medir ambas cosas sin caer en la jerga religiosa que sirve para todo y, a menudo, no concreta nada y sin confundir sentimientos con espiritualidad.

Puede ser que debido a mi carácter fundamentalmente racional lo asocie con tener mis pensamientos, valores, motivaciones y actitudes alineadas con la voluntad del Señor tal y como aparece expresada en su Palabra. Por eso creo que en este tiempo de Cuaresma me es necesario el evaluar el estado de mi corazón.

¿Cómo crees que está el tuyo?