Entonces abrió su mente para que entendieran el sentido de las Escrituras (Lucas 24:45)

Conocer las Escrituras no significa entenderlas. Los discípulos filtraban su significado a través de los paradigmas que había en sus mentes acerca de cómo debía ser el Mesías y cómo debía intervenir en la historia. Esto explica el desánimo de los dos que caminaban hacia Emaús que fueron incapaces de reconocer al Señor caminando a su lado.

Creo que en estos tiempos de altísima complejidad nuestra teología, es decir, nuestra reflexión sobre la revelación del Señor, es uno de los principales obstáculos para que podamos entender las Escrituras. Nos acercamos a las mismas con los filtros de la forma en que hemos sido educados en la fe y estos filtros, como les pasaba a los discípulos, nos impiden ver más allá de los mismos. No digo que sean malos, afirmo que son caducos, que son construcciones humanas y que nunca hemos de confundirlos con la revelación del Señor que es algo vivo y dinámico.

Hoy, como les pasó a los discípulos, necesitamos que el Señor nos abra la mente para entender el sentido de las Escrituras para un nuevo tiempo. ¿Seremos capaces de quitarnos los filtros o ver a través de ellos? Pienso que muchos no podrán.