Aprender a hacer el bien, tomad decisiones justas, restableced al oprimido, haced justicia al huérfano, defended la causa de la viuda. (Isaías 1:17)
Isaías dedica una buena parte del capítulo primero de su libro a hacer una severa crítica del culto vacío del pueblo de Dios. Las palabras que el Señor pone en la boca del profeta son duras y expresan su desprecio por una religión ritual desconectada de las realidades del mundo a su alrededor, especialmente, de los más vulnerables (la expresión huérfano y viuda a lo largo de la Escritura es utilizada para describir a todos los vulnerables).
Como en otras ocasiones a lo largo del libro, Isaías enfatizará que el auténtico culto al Señor no puede ir separado de una preocupación por nuestro prójimo y sus necesidades, no sólo espirituales, sino integrales. Tal vez nosotros los seguidores de Jesús necesitamos una buena dosis de autocrítica. Tal vez nuestro culto no sea tan diferente como el que Dios rechazó por medio del profeta. Tal vez necesitamos, como dice el Señor dice, recordar que Él desea misericordia y no sacrificios.
¿Qué reflejos de la denuncia de Isaías puedes ver en tu propia espiritualidad? ¿Qué vas a hacer?