Un ángel del Señor se le apareció en sueños. (Mateo 2:13)

En los dos primeros capítulos del evangelio se nos indica en tres ocasiones que el Señor habló a José y una a los sabios que vinieron de oriente. No me interesa tanto el cómo -los sueños- como el qué -Dios hablando y su gente escuchando-

Todo esto sucede en la vida de gente ordinaria, especialmente José. Una persona sin ninguna función religiosa, un trabajador manual que, en medio de la vida cotidiana escucha al Señor. Jesús nunca pretendió que la vida de sus seguidores girará alrededor de ese espacio físico que llamamos iglesia; eso es más bien una reminiscencia del Antiguo Testamento y la centralidad del templo. Él nos hace a cada uno de nosotros su templo, su morada y, por tanto, no hay que ir a buscarlo a ningún sitio sino aprender a vivir con Él en la vida cotidiana. Hablar con Él, escucharlo, compartir las realidades buenas y malas del día a día, comentar las noticias, expresar nuestros miedos e inquietudes. En definitiva tomar conciencia de que está en nosotros y con nosotros. Porque si a Jesús no lo encuentras en el día a día es inútil que vayas el domingo a encontrarlo a un edificio donde no vive.

¿Cuán consciente eres de Jesús en tu vida cotidiana, cómo articulas esa presencia, cómo se nota?