Como os convertisteis a Dios y renunciasteis a los ídolos para servir al Dios vivo y verdadero. (1 Tesalonicenses 1:9)
Un ídolo es algo que se ha convertido en un objeto de culto. Martín Lutero, el reformador alemán, afirmaba que dios es cualquier cosa que ocupa el primer lugar en nuestro corazón.
La idolatría está muy viva y presente en nuestra sociedad. Además, los ídolos sociales rara vez se presenta en una forma religiosa lo cual los hace más indetectables, aunque no menos poderosos. Vamos a examinarlo:
1. Un ídolo es cualquier cosa que se convierte en objeto de culto. Desde esta perspectiva puede ser la belleza, el sexo, la fama, el poder, el dinero, las relaciones, los hijos, la pareja, etc.
2. Adoramos aquello que consideramos nos hará felices, trabajará en nuestro beneficio y para nuestra satisfacción.
3. Los ídolos nunca dan lo que prometen o aquello que nosotros creemos o consideramos que nos deberían dar.
4. Los ídolos exigen servicio, hay que pagar un precio para obtener la felicidad que prometen y no brindan.
5. Los ídolos nos apartan del Dios verdadero porque son seductores y prometen altas dosis de felicidad rápida.
Creo que esto es fácilmente identificable en nuestra sociedad. Sin embargo, puede darse el caso que sea una realidad también entre aquellos que nos consideramos seguidores de Jesús. Si nos analizamos a la luz de los cuatro puntos antes mencionados puedo, puedes, podemos llevarnos interesantes sorpresas que nos lleven a la misma actitud que tuvieron los tesalonicenses, renunciar a servirlos para servir al Dios verdadero.