Te bendeciré... y servirás de bendición para otros. (Génesis 12:2)
Abraham fue bendecido para bendecir a otros. Es un recordatorio para cada persona que se considere a sí misma una seguidora de Jesús. No somos los destinatarios últimos de las bendiciones del Señor -aunque sin duda disfrutamos de ellas-, somos canales a través de los cuales Dios bendice y hace palpable su amor, compasión, misericordia y deseo de hacer el bien, de hacer extensible su shalom a toda la humanidad.
Por eso, al mirar al nuevo año que comienza vale la pena recordar esta verdad fundamental del seguimiento del Maestro y, más que pedir al Señor que bendiga nuestra vida, pedirle que nos ayude a ser de bendición para otros en todos los entornos en los que nos movemos pues, precisamente, cuando bendecimos a otros en cuando experimentamos más profundamente las bendiciones del Padre.
Más bienaventurado es dar que recibir -afirmó Jesús- ¿Qué deseas tú para este año?