Pedro le negó, diciendo: -ni sé quién es ese ni de que estáis hablando. (Marcos 14:68)
La negación de Pedro es notoria, pública y anunciada; ¿Qué hubiéramos hecho nosotros si hubiéramos estado en su lugar? No creo que sea tan difícil discernirlo, simplemente pensemos en todas las veces que hemos negado ser seguidores de Jesús, que hemos optado por no identificarnos con Él, que hemos preferido no hacer oír nuestra opinión o, todas esas veces que hemos negado los valores del Reino, que hemos desoído su consejo, que hemos optado por la desobediencia a sus mandamientos, que hemos aceptado otros dioses en nuestro proyecto de vida.
Todo lo anterior, sin duda, no es tan escandaloso pero responde al mismo espíritu que la negación de Pedro y nos lleva a preguntarnos ¿Con cuánta frecuencia negamos al Maestro cada día?