No te pido que los saques del mundo, sino que los libres del mal. (Juan 17:15)

Es habitual en mi país ver turistas que han estado tomando el sol durante todo el día y al final del mismo están rojos como gambas o camarones. Ha sido un proceso inadvertido, poco a poco, debido a la exposición al sol, se han ido quemando y sólo han tenido conciencia de la situación cuando ya era demasiado tarde. La clave para evitarlo hubiera sido usar crema de protección solar de alto grado.

Siempre he relacionado este ejemplo con la oración de Jesús al Padre por nosotros. No pide que seamos quitados de un mundo al que hemos sido enviados para llevar el Reino por medio del ministerio de restauración y reconciliación, sino que seamos protegidos del mal. Cómo estar sin que el mundo nos afecte, nos queme como a esos pobres turistas desprevenidos e incautos. Jesús mismo lo explica unas frases más adelante: "Haz que se consagren a ti por medio de la verdad; tu mensaje es la verdad". La clave, pues, consiste en usar la Palabra del Señor como filtro protector de los valores, prioridades, cosmovisiones, actitudes y conductas del mundo. No en evitar el mundo, sino su influencia, no separarnos de él, sino influenciarnos.

¿Eres turista con filtro solar o sin él?