llenaos, más bien, del Espíritu. (Efesios 5:18)
Ayer comentaba que quien te dirige determina qué estilo de vida produces. Si eres un seguidor de Jesús Él vive en ti por medio de su Espíritu. Pero que el Espíritu viva en ti no significa que sea la influencia dominante en tu vida. Puede ser un mero huésped, un invitado, no el señor del castillo. Tal vez por eso el apóstol Pablo nos pedía que no entristezcamos al Espíritu que vive en nosotros. Es fácil que de manera inconsciente le hayamos dicho que se quede quieto en nuestra vida y no moleste.
El tiempo verbal "llenaos", que usa Pablo en el pasaje arriba citado, puede guiarnos a confusión. Pareciese que nos está hablando de un evento único y definitivo y, sin embargo, no es así. Una traducción más adecuada y correcta podría ser: "de manera continúa" que nos habla más de un proceso, algo que se debe dar una y otra vez.
En términos prácticos, cada día cuando te levantas, cuando comienzas con las actividades del día debes tomar la decisión de ser lleno del Espíritu Santo, de pedirle a Él que tome el control de todas y cada una de las dimensiones de tu vida, de todas las actividades y relaciones que llevarás a cabo en ese día único, especial y concreto. Porque, como ya hemos mencionado, quien esté en el control determinará qué tipo de frutos producirás o dejarás de producir en ese día.
Hace décadas que de forma intencional comienzo el día pidiéndole al Espíritu de Dios que vive en mí que tome la dirección de cada área de mi vida. Es este control el que a lo largo de los años produce el carácter de Jesús en tu vida.
¿Cuán intencional eres en pedirle al Espíritu Santo que te llene?