En cuanto a la mujer de Lot, quedó convertida en estatua de sal por haber mirado hacia atrás. (Génesis 19:26)

Creo que la mujer de Lot sintió nostalgia al tener que abandonar su ciudad. La nostalgia es definida como una tristeza melancólica originada por una dicha perdida. 

Es una tentación de la cual ningún seguidor de Jesús está exento; especialmente en estos días donde la presión cultural para ser colonizados en nuestra manera de pensar y, consecuentemente, en nuestra manera de vivir la vida cotidiana es tan fuerte. Jesús también nos advirtió al respecto al afirmar que si ponemos la mano en el arado -sinónimo de seguirle a Él- no podemos volver la vista atrás -sinónimo de experimentar nostalgia-.

Yo pienso que es algo inevitable. Dicen que nuestro cerebro genera entre 20.000 y 70.000 pensamientos al día; la mayoría de ellos, según los expertos, son totalmente involuntarios, inevitables. No podemos impedir que sucedan pero si que podemos gestionarlos con Dios.

Aquí lo relaciono con la enseñanza de Pablo de que llevemos cautivo todo pensamiento a Jesús. En la práctica puede significar que cada vez que nos sintamos atraídos por la cultura, cada vez que pensemos que seguir a Jesús no vale la pena, cada vez que en nuestra mente aparezca la idea de que es mejor dejarse llevar por la corriente, no reprimamos ese pensamiento, reconozcámoslo y automáticamente compartámoslo con Jesús. De esta manera, y sólo de esta, iremos desarrollando músculo espiritual contra la tentación de la nostalgia.