Pues yo reconozco mi culpa, tengo siempre presente mi pecado. Contra ti, sólo contra ti pequé, yo hice lo que tú aborreces, así que serás justo en tu sentencia, serás irreprochable cuando juzgues. (Salmos 51:5-6)
Reconocer la culpa, confesar. La palabra que el griego usa en el Nuevo Testamento es: "homologeo" que literalmente significa estar de acuerdo con Dios. Cuando confesamos estamos de acuerdo con Él en tres cosas: 1ª, que lo que hemos hecho o dejado de hacer está mal, va en contra del Señor y lo que espera de nosotros. 2ª que Jesús pagó de manera definitiva por nuestros pecados con su muerte en la cruz. 3ª que estamos dispuestos y comprometidos con Dios para cambiar nuestras actitudes y/o acciones con respecto al pecado en cuestión. A menos que se den estas tres condiciones, si falta una de ellas, no hay auténtica confesión y, consecuentemente, no se restaura nuestra comunión con Dios.
¿Por qué son importantes estas tres actitudes?