...Y servirás de bendición para otros. (Génesis 12:1-2)

Esta frase pertenece al llamado de Abraham, un llamado a ser de bendición para otros. Al pensar en este pasaje ha venido a mi mente la manera en que Pedro describe el ministerio del Maestro en Hechos capítulo 10:38: Jesús anduvo haciendo bien a todos, y lo hacía sin distinción. Ambos pasajes están en línea con uno de los propósitos de nuestra salvación, unirnos a Dios en el ministerio de la restauración y reconciliación de todas las cosas con Dios por medio de Cristo.

Pablo, en su famoso pasaje de Efesios, nos recuerda que no hemos sido salvados por la práctica del bien pero si para que lo practiquemos en toda oportunidad. Hagamos bien a todos, dice en su carta a los Gálatas, y le recuerda a Tito que Jesús ha rescatado para sí un pueblo celoso por la práctica del bien. La práctica del bien, en definitiva, nos recuerda Santiago, el hermano de Jesús, es la auténtica espiritualidad. Cosa que también enfatiza el anónimo escritor de los Hebreos.

En definitiva, a imitación de Abraham somos llamados a hacer todo el bien que nos sea posible -material, físico, emocional, espiritual- a todo aquel que está a nuestra alcance y sin ninguna discriminación.

¿Quién hay a tu lado necesitado de que lo bendigas?