Entonces Jesús Jesús le dijo: Hoy ha llegado la salvación a este casa, pues también este es descendiente de Abrahán. En efecto, el hijo del hombre ha venido a buscar y salvar lo que estaba perdido. (Lucas 19:9)
¡Qué fácil es tener una memoria selectiva! ¡Qué fácil es olvidar quiénes somos y de dónde venimos! ¡Qué fácil es olvidar que lo que despreciamos en otros es lo que nosotros mismos somos!
Los publicanos eran despreciables y despreciados. Cualquiera se podía sentir moralmente superior al compararse con ellos. El estilo de vida censurable de los publicanos elevaba a los otros a la categoría de campeones de la moralidad y no tener que afrontar sus propias miserias.
Pero Jesús afirma que también ellos son hijos de Abraham y que su propósito no es rechazarlos, sino llegar a ellos con amor y aceptación. La aplicación para nosotros es clara, aquel a quien despreciamos Dios lo ama y está interesado en él, su vida y circunstancias.
¿Cuánto necesitas de la mirada de Jesús?