Jesús les dijo: Venid conmigo y os haré pescadores de hombres. Ellos dejaron al punto sus redes y se fueron con él. (Mateo 4:19-20)

Jesús nos invita a todos, sin excepción, a seguirle. Con demasiada frecuencia se ha identificado este llamado con ser alguien especial dedicado al trabajo religioso. Esta concepción -equivocada en mi opinión- hace que aquellos que se consideran llamados en el sentido antes mencionado se constituyan en una élite espiritual superior, un nuevo clero, personas especiales con una relación también especial con el Maestro. Esto deja al margen a la inmensa mayoría de los seguidores de Jesús y, a muchos de ellos, de forma consciente o inconsciente les proporciona una coartada para desentenderse de Jesús en sus vidas cotidianas.

El Maestro nos invita a todos sin distinción ni élites a seguirle en el contexto de nuestras vidas cotidianas, yendo con Él a nuestras fábricas, restaurantes, oficinas, negocios, escuelas, hospitales, hogares, familias y un etcétera tan largo como tu imaginación pueda pensar. Seguirle a Él ¿con qué propósito?, sin duda, imitarle, actuar como Él lo hizo en el contexto de su vida de cada día; y cuando observamos esta vemos que se caracterizó por bendecir de parte del Padre a todo aquel con quien tenía la oportunidad de interactuar. 

Cuando desarticulamos ese sentido elitista del llamado de Jesús se acabaron las excusas para no unirnos a Él en bendecir este mundo de parte del Señor. Se acabó también ese sentido de ser de segunda categoría por no considerar que pertenecemos al clero, a aquellos que consideran y creen que su estatus es superior al del resto de los seguidores de Jesús.

Piensa en tu vida cotidiana, tu realidad con tu familia, amigos, trabajo, etc. ¿Qué significa para ti seguir a Jesús en la misma?