Y, al ver a toda aquella gente, se sentía conmovido porque estaban maltrechos y desalentados, como ovejas sin pastor. (Mateo 9:36)

Hay un juego infantil que se llama, "veo, veo ¿qué ves?". Consiste en adivinar qué es lo que otra persona está viendo. ¿Qué vemos cuando miramos a nuestro alrededor en términos de nuestro prójimo? Algunos no vemos nada; es normal, cuando se pasa la vida mirándose el ombligo es muy difícil, por no decir imposible el ver algo. A otros nos parece totalmente despreciable lo que vemos, nos genera una actitud de juicio, condena y una íntima satisfacción de superioridad moral, de estar por encima de esa chusma que puebla nuestra sociedad. Finalmente, unos pocos, diría yo, cuando miramos tenemos la capacidad de ver a las personas como las ve Jesús.

Creo que esta capacidad de ver como Él ve es algo que se debe cultivar porque no nos nace de natural. Hay que hacer un esfuerzo para enfocar la mirada, para esforzarse en ver lo que no es aparente o aquello que está más allá de lo que a simple vista vemos. Del mismo modo que vamos al oculista a que nos ayude a ver y necesitamos, desde que nos pongan lentes hasta que nos operen, para poder ver bien, es posible que necesitemos gafas espirituales para ver las cosas del modo en que Dios las ve.

¿Qué ves cuando miras a tu prójimo?